Josefa tomó el relevo de su madre hace ya unos años. “Cuando estaba estudiando la carrera iba a la farmacia y le ayudaba. Cuando acabé ya sabía dispensar y conocía perfectamente el programa de gestión”.

 

Sabiduría y experiencia es lo que reúne Josefa al frente del mostrador. “Lo que más me satisface es poder ayudar a las personas y que ellas confíen en mí, ya no solo a nivel farmacéutico, sino también en el ámbito personal pues somos como una familia”.

 

Boticaria cercana, acogedora y amante de su profesión, la farmacia fue inaugurada por su madre hace 78 años. Se trata de una farmacia rural situada en la pedanía de Zarcilla de Ramos en Lorca, en total unos 1500 habitantes. “Al ser rural somos farmacia única en el pueblo, la mayoría de los clientes son personas mayores, polimedicados”.

 

Entregada a su clientela, Josefa evidencia la capacidad de la farmacia por adaptarse a los nuevos tiempos. “Tenemos un gran futuro, somos un valor añadido a la sanidad, y lo hemos demostrado con esta pandemia por Covid-19: hemos llevado medicamentos a domicilio, hemos hablado con los profesionales (médico de atención primaria o ATS), hemos dispensado por teléfono con receta electrónica, etc.”.

 

Una labor esencial que se ha visto amenazada por la crisis económica. “Creo que ningún recorte en sanidad es bueno, y a la vista está. Hemos necesitado más médicos, enfermeros, celadores, investigación, material para protegerse en condiciones”.

 

El cierre de farmacias por la pandemia es inadmisible porque “todos los sanitarios somos muy necesarios”, asegura Josefa, y continúa: “Se debería ahorrar en lo que no es necesario y no en la medicación de los pacientes, la salud es lo primero”.

 

Pero ¿cómo mantener la sostenibilidad de la farmacia? “Revisando los precios de los medicamentos.

En algunos casos solo con dispensarlos se pierde dinero, en las guardias rurales no se compensa el gasto con lo que se gana”.

 

En cuanto a los servicios complementarios, la mayoría de las ventas corresponden

a medicamentos, “los servicios complementarios en el entorno rural se notan muy poco”.

 

 Por lo que,en su caso, no se plantea ampliar la cartera de servicios. “Deberían ser remunerados, somos la única profesión que damos consejo y hacemos cosas gratis”.

 

La formación es un pilar fundamental de la profesión. “Hay que estar formados en todo momento

porque la situación cambia”, afirma Josefa, y concluye: “La formación la recibimos del COFRM,

laboratorios y fundación tripartita”.

 

Especializarse es necesario, pero en la farmacia rural hay que saber un poco de todo. “Nos llegan

consultas muy variadas, por lo que procuro estar formada en diferentes campos”. En cuanto al futuro,

“lo veo un tanto incierto, espero que el Gobierno actual sea capaz de manejar la situación y podamos

salir reforzados”.

Entrevista tomada de IM Farmacias: https://www.imfarmacias.es/revista/106/30/